El conjunto se ubica entre el mar y el desierto de Sonora, en un lugar con muchos contrastes de clima, de luz, de landscape de ambientes, donde decidimos diseñar cuatro torres de 17 niveles, independientes y paralelas en la que cada departamento tiene vista al mar y vista al desierto sin verse entre las mismas torres.

Todo el basamento pretende ser un oasis entre vegetación, espejos de agua, palapas, albercas, desde donde se desplantan las torres liberando las plantas bajas, permitiendo perspectivas que atraviesan de lado a lado. En ellas se desarrollan todas las áreas públicas y  se conectan a través de mezanines con otras de los primeros niveles.

La estructura es metálica forrada con prefabricados y los acabados son piedras, madera, cristal y aluminio.